El Barman y el Bar

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En el bar, tú eres el anfitrión y los clientes tus invitados a los que debes toda consideración y respeto.

Han venido a visitarte por variadas razones y debes acogerlos mostrándote comprensivo, hospitalario y cordial.

La primera impresión es la más importante, la que perdura. En consecuencia procura, de antemano, que todo esté a punto, ordenado y limpio; comenzando por el aspecto, que debe ser una garantía: Cabello bien peinado, rostro rasurado, sonriente, manos y uñas muy limpias; chaqueta y camisa impecables (preferiblemente blancos), corbata bien arreglada, zapatos brillantes…

Desarrolla una cortesía extrema y haz gala de buenos modales.

Salúdalo con cariño, recordando su nombre. Invítalo a sentarse. Dile sólo frases amables. No lo apresures dando muestras de impaciencia. Ofrécele siempre lo mejor o su trago preferido, a base de licores auténticos, servidos sin tacañería pero también sin excesos que puedan resultar contraproducentes.

Escucha sus confidencias sin repetirlas después.

Infórmate. Lee mucho, estudia, viaja, asiste a espectáculos, conciertos, conferencias, exposiciones si quieres estar bien preparado para conversar y entretenerlo haciéndole pasar un rato agradable, tratando todos los temas de conversación con mucho tacto y mesura, a fin de evitar discusiones y desagrados, sin afán de sobresalir que te mostrarán como un gran pedante.

Cóbrale lo justo. Dale las gracias por su visita. Despídelo amistosamente.

Si así lo haces, es seguro que él volverá de nuevo.

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Barman flickr.com

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